Lo NATURAL es el origen de la fantasía y de la imaginación, el fuego primordial del lenguaje, las primeras palabras que brotaron para nombrar agua, sol, rayo, alimento, montaña o frío. Enseguida vendrían las historias construidas con todas esas palabras que surgían ante la inmensidad del mar, los colores de las aves, el aullido de los lobos, la oscuridad, el nacimiento o la muerte.
“Las personas no somos naturaleza o cultura, dice la escritora Jeannette Winterson, somos NARRATIVA: las historias que vivimos, las historias que nos contamos, las historias que debemos aprender a CONTAR de otra manera”.
(Traducción del inglés: Raquel Marqués, Lumen 2022).
De la misma manera, la literatura como el envés de la naturaleza, parte indisociable de la misma hoja.
Cuando parece que los seres humanos nos estamos alejando irreversiblemente de lo NATURAL para aproximarnos e identificarnos, cada vez más, a un mundo solo habitado por las máquinas, conviene detenerse y regresar a la fuente original de la LITERATURA para reparar este olvido. Volvamos al encantamiento de las palabras y los cuentos compartidos bajo una noche estrellada, con el silencio de la lectura, o en la oscuridad de un salón participando de la gran fiesta literaria que va a ser el Festival Eñe 2022.