Noticia

Alivio de olvido

17 nov 2025

Me acuerdo, ¿y tú? Una mirada a nuestra historia reciente
Me acuerdo, ¿y tú? Una mirada a nuestra historia reciente
Me acuerdo, ¿y tú? Una mirada a nuestra historia reciente
Me acuerdo, ¿y tú? Una mirada a nuestra historia reciente
Me acuerdo, ¿y tú? Una mirada a nuestra historia reciente
Me acuerdo, ¿y tú? Una mirada a nuestra historia reciente

El mármol de las escaleras centenarias, las estatuas de formas clásicas, el terciopelo rojo, Atenea coronando el salón.

Entre aplausos y expectación, los participantes salen al escenario y, con generosidad, comparten vida, historia, memoria, situando la palabra libertad, tan vilipendiada y manipulada en estos tiempos de posverdad y confusión, que urge volver a definirla. Esta idea guía las intervenciones y estrecha un lazo de compromiso y comunicación con el público que escucha emocionado.

1975 como horizonte a narrar. La agonía del dictador que no termina de morirse y el caudal de miedo y sangre que dejó su vida y que permanece para siempre en la mueca de la calavera, extraída de la fosa, con el tiro de gracia en la frente, en la voz queda de la profesora de literatura que en la clase pronunciaba muy bajito la palabra democracia, en la mujer que esperaba todos los días en el puerto de Ceuta que su hijo muerto regresara de la guerra y en todos los asesinatos que siguió legitimando el fantasma de Franco a manos de falangistas y policías impunes.

Y, al fin, la muerte del dictador que fue también la primera fiesta del PCE en el 77 o Pink Floyd sonando, el último viaje a Perpiñán para ver Estado de sitio, la madre cansada de ser ángel del hogar, frente a tantos demonios, pidiendo el divorcio, Pan Tierra Libertad en las pancartas de un pueblo del sur, Pasionaria y Alberti retratados por Marisa Florez tras el largo exilio, la monja joven que abandonó los hábitos y comenzó a maquillarse, la guitarra de Labordeta, Ibáñez, Andión, Aute, la tragedia de Nadiuska, el clítoris y el orgasmo.

Los solares ruinosos donde crecían hierbas verdes o algo que tuvo que ver con la esperanza y que hoy entona Ismael Serrano para regocijo del auditorio.

Sin embargo, Tejero en mitad del frío de febrero en el 81, el temblor de la abuela que ofreció a los hijos las cerillas para que quemaran sus carnés de afiliados al PCE, las pegatinas que reclamaban el 0,7%, la permanencia de España en la OTAN, la pancarta traicionada porque ni libertad, ni tierra ni tampoco pan. Y una voz desesperanzada. «La revolución nunca va a realizarse».

A pesar de los fracasos, la memoria es el único camino, y este acto, al que Atenea sonríe desde las alturas, declama dignidad.

El alivio de olvido es lo único que puede salvarnos.