Noticia
Entre la mística y la memoria: la velada de los Premios Eñe
20 nov 2025
Autor
Paz Ramírez Sánchez de la Blanca
Escuela de escritores
Crónica
Círculo de Bellas Artes. 15 de noviembre de 2025
Evento
El acto de entrega de los Premios Eñe de este año comenzó con una bienvenida cálida, generándose así una comunicación muy cercana. Tomaron primero la palabra Luis Posada, presidente del Círculo de Bellas Artes y director del Festival Eñe, y Francisco Moreno, presidente de la Fundación Antonio Gala. Ambos subrayaron la vocación del festival: tender puentes entre generaciones, voces y tradiciones literarias, así como celebrar la creación, en tanto espacio de libertad, donde se valore especialmente el placer como resultado de la experiencia artística.
Con este marco se abrió el diálogo entre la poeta Andrea Abello, ganadora del Premio Eñe – Fundación Antonio Gala, y la escritora y helenista Aurora Luque, miembro del jurado. La conversación permitió descubrir la esencia de la poesía de Abello: un territorio donde conviven los ecos de los cuentos de hadas con la tradición mística, con especial relevancia en la influencia de Teresa de Ávila, cuya huella espiritual recorre sus versos. Abello habló con serenidad y firmeza de esa tensión entre lo maravilloso y lo contemplativo, entre la ficción luminosa y la introspección que heredó de la escritora abulense. Su intervención, delicada y precisa, dibujó el retrato de una poeta joven que escribe desde la intuición, la lectura profunda y un respeto claro por las genealogías femeninas.
Tras este momento íntimo llegó la celebración de la trayectoria del hispanista Ian Gibson, reconocido con el Premio Festival Eñe 2025. Fue presentado por Jesús Ruiz Mantilla, director artístico del festival, quien subrayó el rigor y la pasión con que Gibson ha iluminado la vida de figuras esenciales como Lorca, Machado, Buñuel o Dalí. En el escenario se sumaron después Juan Cruz y el ilustrador Quique Palomo, autor de cómics basados en la obra del propio Gibson, creando un ambiente de admiración compartida.
Cuando tomó la palabra, Gibson se definió como parte de «la España progre», aquella que cumple la máxima cristiana que el hispanista tanto valora, no por ser precepto religioso sino por principio universal de convivencia y que consiste en amar al prójimo. Reivindicó así una España abierta, compasiva y culturalmente orgullosa, una España que él ha contribuido a engrandecer desde el estudio minucioso de sus creadores más universales. Su discurso, cargado de emoción y sentido cívico, recordó que la literatura, la memoria y la vinculación entre ambas son un acto de dignidad.
La noche en el Círculo de Bellas Artes dejó la impresión de un festival que celebra tanto la inquietud juvenil como la sabiduría acumulada. Dos voces, dos generaciones, una misma pasión por la palabra